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Rincón Olvidado

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Pájaros en la cabeza...

Pájaros en la cabeza...

Hay veces...

Hay veces...

Hay veces en las que sientes que todo te desborda. Hay veces que te gustaría escaparte a las antípodas de la tierra, pero te tienes que conformar con pasear cabizbajo por el barrio. Hay veces en las que uno piensa que sería más feliz si no fuese tan reflexivo, ni tan sensible. Hay veces en las que uno piensa que la ignorancia es la mayor de todas las felicidades. Hay veces...

Hay veces en las que la llave es marcharte al lugar indicado, con la persona indicada. Recuperar la esperanza... y volver.

Anoche soñé que soñaba un sueño.

 

Al fin ante ti, Eva

Al fin ante ti, Eva

Hablaba el mes pasado de Eva Berlanga y de sus equivocaciones. Al fin, Eva, pude decirte todo lo que te quería decir a la cara...

 

¿Qué hacía yo...?

¿Qué hacía yo...?

He encontrado en un blog un post titulado ¿Qué hacía yo...? Así que, evidentemente, no me he resistido a transportarlo al mío...

¿Qué hacía yo hace 10 años?
El 29 de septiembre de 1996 comenzaba el último curso de la EGB en Agustinos. Había miedo y tensión en el ambiente porque éramos "los mayores". Y es que existía un halo mágico alrededor de "los mayores", no sólo por lo que suponía en lo que se refiere a contenidos académicos y disciplina, sino también porque suponía cerrar un ciclo y subir al piso de arriba, donde todo era completamente diferente al de abajo, diferente al claustro con palmeras. Recuerdo que fue entonces cuando decidí dejar los Agustinos y hacerme carne de instituto público, por gracia o por desgracia. Estaba descubriéndome y descubriendo a los demás, con sus cosas buenas y con sus cosas malas. Estaba, en definitiva, iniciando la adolecencia.

¿Qué hacía yo hace 5 años?
El 29 de septiembre de 2001 comenzaba el primer curso de la universidad y había decidido dar carpetazo a esa adolescencia obligada que me llevó a volver a abrirla pocos meses después, siendo, junto el resto de compañeros y ahora amigos, uno de los "notas". La verdad es que ser el "notas" que no fui en el instituto me llevó a pasar tardíamente unos de los mejores años de mi vida, una segunda adolescencia que ahora estoy empezando a cerrar.

¿Qué hacía yo hace 1 año?
El 29 de septiembre de 2005 hacía poco que trabajaba en Carrefour, en donde había entrado después de que Víctor viese un cartel en el que demandaban trabajadores. Me quedaban todavía dos asignaturas para acabar la carrera, pero juzgué necesario empezar a cotizar, sobre todo para ir ganando perricas y poder ir tirando. Después vendría Sabeco y los campamentos y, ahora, parece que empiezo a asentarme laboralmente en un campo que me gusta.

¿Dónde estaré el año que viene?

Las doce pruebas

Las doce pruebas

Había una película de Astérix, Las Doce Pruebas, en la que él y su amigo rellenito pasaban una dura prueba con la burocracia romana en busca de la fórmula A38, mediante la cual pasarían una de las pruebas con las que llegarían al Olimpo. Mi Olimpo hoy es el de conseguir la Diplomatura y las doce pruebas son las siguientes:

  1. Hacer un trabajo de 75 folios en una semana.
  2. Presentar el trabajo y aguantar la mala cara de la profesora.
  3. Mirar la nota en la actas (entendiéndolas).
  4. Discutir la nota a la profesora. [ver referencia en el blog]
  5. Rehacer el trabajo a su gusto. [ver referencia en el blog]
  6. Entregar de nuevo el trabajo y aguantar la mala cara de la profesora. [ver referencia en el blog]
  7. Volver a entender las actas (corregidas). [ver referencia en el blog]
  8. Hacer cola en secretaría con todas las modificaciones de matrícula para solicitar el título.
  9. Hacer la cola en la iberCaja para pagar los 62,07 euros que cuesta.
  10. Volver a hacer cola en secretaría con todas las modificaciones de matrícula para decir que lo has pagado.
  11. Esperar un año.
  12. Volver a hacer cola en secretaría en medio del proceso de matriculación para recoger el título.

Total, que de momento van 9 pruebas superadas, camino de la esquizofrenia, para conseguir un papelaco firmado por el Rey (que debe estar muy ocupado felicitando a su hijo por su nueva descendencia) y sellado por el Gobierno que diga que ya tengo una carrera y que tardan un año en hacer. Y es que la burocracia, señores, a veces es más difícil que superar las asignaturas de la innombrable.

PS: Irene, hoy había quedado contigo a las 10 en tu facultad y no había Irene. He estado una hora esperándote y no has aparecido. Al menos, sí que ha aparecido Salva (sí, ese Salva), y he estado un ratico babeando charrando con él...

Culebrón universitario (y 4)

Ya soy Diplomado en Trabajo Social. 

Culebrón universitario (3)

He vuelto a madrugar y a las diez estaba como un reloj en la puerta del despacho. ¡Tachán! Absolutamente nadie. Se me había olvidado -supongo que por la práctica ya- que hoy era el primer día de clase y que, por lo tanto, la innombrable debería estar dando clase, así que bajo a mirar al aula y tampoco había nadie (era el primer día, of course). Entonces es cuando empiezo a dar vueltas por la facultad, de aquí para allá. Me encuentro con Elena de nuevo. Me dice que su hermana empieza filología hispánica. ¡Qué suerte que no es trabajo social!, pienso. No va a tener que aguantar a los profesores contra los que sólo un pequeño grupo de elegidos estamos inmunizados.

Por segunda vez subo al despacho y, mientras bajo las escaleras, me vuelvo a encontrar a Jony, con quien vuelvo a pasar media mañana buscando a la innombrable y comentando sus jugadas. Salgo fuera. Mientras me tomo un café con hielo en vaso de plástico sentado junto al estanquecillo me viene a saludar Álex, mi acampadete, que ha empezado primero de trabajo social (no sabe lo que le espera). Como ha dicho Jony, es preocupante esto de que dos generaciones, las de monitores y acampados, se encuentren en la universidad.

- Hoy empiezo - me ha dicho él.
- Yo acabo hoy - iluso de mí, le he respondido.

Al final, a las once, aparece en su tutoría, y le entrego el proyecto. Esperaba que mirara las cuatro cosillas que me había encargado y me aprobase, pero cuál es mi sorpresa, cuando me dice:

- Pásate mañana.
- ¡¿Mañanaaa?! (como si no tuviera cosas que hacer).
- Sí, mañana. Mira lo que tengo que corregir.

Un taquillo de nada tenía, así que me salgo fuera y me cago en todo. Mañana quinto día consecutivo bajando a la escuela. Espero que al menos sirva para algo, porque si no me va a dar un mal. Resulta que voy más ahora a la universidad que cuando tenía clase...

Culebrón universitario (2)

Culebrón universitario (2)

Me he decidido a madrugar y a las diez menos cuarto estaba como un reloj en la puerta del despacho y ya había cola. Me he encontrado con Jony, un viejo colega de la universidad que, sin embargo, nunca llegó a ser compañero y que me ha aguantado el lloriqueo y el cabreo (gracias, co!).

En estas que me pongo a hablar con él del capítulo de Queer As Folk de ayer y sale -lo voy a decir- el Guti del despacho y me dice:

- Hablas muy alto, tengo tu voz oída por aquí durante muchos años.
- Será porque, gracias a tí entre otros, llevo más años de los que debiera - me sale, sólo, e incluso sin pensar.

Total, que del cabreo, me bajo a fumar un cigarrillo y me encuentro con Elena, a quien le cuento el culebrón de ayer y me dice que no desespere. Apago el cigarrillo saludando a las nuevas cámaras de vigilancia de la escuela y subo de nuevo al despacho, donde gentilmente me han guardado el turno. Entro finalmente a revisión y consigo encontrar mi proyecto entre el gigantesco tocho de suspendidos. Lo cojo, y sin sentarme, me pongo delante de la innombrable y, esta vez sí, me mira a la cara y me dice que el análisis de la realidad no se corresponde con el objeto de intervención. Le defiendo que tomé las sugerencias que ella misma me hizo el año pasado para hacer el proyecto y, finalmente, tras discutir acerca del sexo de los ángeles y de la conveniencia o no de pagar 200 euros para aprobarme sin hacer examen, consigo que me permita presentar mañana el proyecto con las modificaciones que me sugiere. Acepto, salgo y me voy corriendo a tomarme tres cafés -mierda de cafés por cierto los de la universidad, que además los han subido diez céntimos-. Me cago en todo, pues hoy era la presentación del nuevo disco tributo a Ixo Rai! , que llevo esperando desde hace un mes. Logré acabar las modificaciones a las cinco de la tarde. Si es que, en el fondo, soy Dios. Chulo

PS1: Al final he ido a la presentación y ya tengo el disco tributo a Ixo Rai!, pero me reservo la crítica musical para cuando pueda hacerla con más serenidad.

PS2: Con respecto a los currículums míos de los que hablaba ayer, he de decir que he recibido un mail de uno de ellos diciéndome escuetamente y con menos de 10 palabras que muchas gracias por concursar. Con respecto al otro... a las diez y veinte de la noche he recibido una llamada comunicándome que desde el 2 de octubre voy a ser técnico sociocultural de una asociación del barrio... Al menos a media jornada.

Culebrón universitario

Culebrón universitario

- ¿Me ayudas a pegar unas notas en la pared? - Me dice con las hojas y un rollo de celo en la mano.
- A lo mejor son hasta las que vengo a ver - Le digo - ¿Me las dejas ver primero?
- Te esperas a que estén colgadas (¡!)

Eran las cuatro y media, más o menos. La primera en la frente. Un 3. Suspenso de nuevo. Mañana iré a revisión. Ahora viene lo surrealista...

- He cambiado los criterios de la evaluación de la asignatura para el curso que viene.

¡Sorpresa!, pienso.

- Los puedes ver en este cartel - dice señalándolo.

El cartel viene a decir algo así como que, debido al cambio de la fecha de las convocatorias, su asignatura tendrá las tres convocatorias en enero, febrero y septiembre y que, como ella pensaba que los proyectos que hay que presentar para superar la asignatura se deben hacer durante las prácticas que tienen lugar en el segundo cuatrimestre (¡qué ilusa!) y, por lo tanto, los alumnos los presentaban en junio (¡qué ilusa!), ella no podía obligar a sus alumnos a acabar la carrera en el mes de septiembre (tururú). Por eso, a partir del curso 2006-2007, para aprobar la asignatura sólo hacía falta aprobar el examen (70% de la nota) y participar en las clases prácticas y entregar los trabajos prácticos (30% de la nota).

¡Genial! No sólo por haber hecho el proyecto como un gilipollas y haber perdido dos semanas del mes de septiembre esperando a que saliera una nota, sino también porque guarda las notas, tanto del examen como de los trabajos prácticos. La crítica del libro, además, hecha el año pasado, ya no sirve para nada...

- Te tendrás que matricular el curso que viene, decirme lo que tienes aprobado y te aprobaré la asignatura - dice.

Guay, pagar para que me aprueben la última asignatura y tener el título. Toda una muestra de buen funcionamiento del sistema educativo, pienso. 9 créditos en tercera matrícula... 195,39 euros (más tasas) ¡por una asignatura que con los criterios de evaluación del año que viene ya tengo aprobada!

No, si cuando digo que gracias a algunos yupies de despacho de universidad me están quitando las ganas de ser trabajador social lo digo por algo... Así que nada, camino del sexto año matriculado en trabajo social, con todo menos dos asignaturas aprobadas desde hace tres cursos (en la fecha que marca el plan de estudios) y asqueado por dos profesores que han conseguido que, a día de hoy, el título me la bufe. ¡Bendita vida universitaria! Mañana iré a revisión y le contaré todo esto a la profesora. A ver qué me dice. Prometo contar el siguiente capítulo del culebrón. 

¿Y ahora qué?

¿Y ahora qué?

Me dice Diego vía messenger que hoy es mi gran día. Hoy sale la nota de mi proyecto, el mismo que me suspendieron en junio. Pero es que yo me pregunto ¿y ahora qué? Si apruebo saldré de la Universidad de Zaragoza con un título de Diplomado en Trabajo Social que me va a servir para bien poco. Aunque la verdad es que sí que me gustaría ejercer como tal, como decía en junio, algún que otro yupie aposentado en su despacho de universidad me ha quitado las ganas. Y, además de eso, sé que son pocas las entidades de Zaragoh!za que hacen buen trabajo social. ¿Y si no apruebo? Si no apruebo voy a pagar otros 9 créditos en tercera matrícula para cursar por cuarto año consecutivo la misma asignatura constando en mi expediente los tres años anteriores como no presentado. Todo un desafío para cualquiera. Serían seis años haciendo una carrera de tres.

Pero es que creo que lo que más pánico me da de todo es tener por fin el título y no servirme para nada. Ser un trabajador social más en la cola del paro en busca de un trabajo de reponedor del Sabeco. Yo, que lo dejé ilusionado por mis nuevos curros de verano y por la inminente finalización de la carrera. Y el objetivo de todo ello era, dedicar el mes de septiembre "a buscar curro de lo mío".

Aún hay colgando por ahí dos currículums míos que no sé muy bien para qué servirán. Para más INRI. Esta semana va a ser movida. Primero, la carrera, y después el trabajo. ¿Lograré dos de dos? ¿Uno de dos? ¿O ninguno? Si es ninguno aún queda la posibilidad de escapar, el invierno es largo y duro, y el Pirineo siempre necesita gente... junto a las pistas de esquí.

Pluvium

Pluvium

Zaragoza mola cuando llueve.  Se ha hecho esperar una semana, pero finalmente ha llegado la lluvia.  Los hermosos cumulonimbos se han posado sobre la ciudad y han descargado agua, rayos y truenos, en una preciosa combinación en forma de tormenta.  El calor se despejó y ha dejado paso a la frescura otoñal que tanto llevaba demandándole a Eva Berlanga (uno | dos).

Atrás queda el verano, pero esta vez, no es sólo un sentimiento amargo de recuerdos de buenos momentos, sino más bien, un sentimiento hacia el futuro, hacia un otoño cargado de emociones, historias y lluvias.  Porque es que Zaragoza mola cuando llueve.

¡Al fin llueve!


Cámara web de la Plaza del Pilar (www.zaragoza.es)

¡Gracias, Eva! Al fin se cumplieron tus predicciones. Ahora sólo falta que bajen las temperaturas...

Obituario

Obituario

Aún recuerdo cómo el coche gritaba y sufría mientras pedazos de hielo del tamaño de una nuez golpeaban con fuerza el capó y las ventanas al lado de Walqa.  Y resistió.  Y recuerdo también cómo el campeón se hizo en menos de una hora alrededor de 50 kilómetros para llevar a un niño gafotas desdentado al médico y a comprarle Ibuprofeno al valle de al lado.  Y resistió.  También recuerdo las mañanas perdidas por la ciudad, en la que la dormidera impedían ver el camino correcto por una ciudad en obras, mientras buscábamos la ficha de algún acampado en las Delicias...  Y resistió.

El FedeMóvil siempre ha estado dispuesto para todo, para lo bueno y para lo malo, para llevar y traer, era una buena persona.  Su recuerdo siempre estará con nosotros, subiendo puertos, rolando por carreteras terciarias en nuestro amado Pirineo.  Es triste ver morir a alguien, pero más triste es que te lo maten.  Los desgraciados que han acabado con él no saben que han acabado con muchas historias en ese coche, con mochilas e ilusiones, con botellas de ron y frascos de Ibuprofeno en suspensión, con el cálido recuerdo de un castorcillo hablando de la Selección Nacional Argentina mientras estaba dolorido tras perder un diente...

Hoy, sólo podemos recordar.  Y salir en búsqueda de los cabrones que nos lo han robado.  Al menos, para expresarles todo lo que nos han robado.  Descanse en paz.

PS: La semana pasada le robaron el coche a Federo y le pretaron fuego en Las Fuentes.

Certamen de frases estúpidas

Certamen de frases estúpidas

Hoy ha habido concurso de frases en el café.  Algunas perlas:

  • "¿Y si hacemos bocadillos para almorzar a las 8 de la mañana al salir de trabajar y nos vamos al Parque Grande en plan de buen rollo?" (Sandra).
  • "Es que van tan rápido los de mantenimiento en la bicicleta..." (Yas).
  • "Estás muy guapo siempre; yo me acurruco a ti y te hago miau! miau!" (Alberto).
  • "Es una dura erección" (Luis).
  • "A mi se me fue la luz de la nave tres veces" (Sandra).
  • "Ostia, qué mundo de ilusión y fantasía" (Roberto, tras ponerse las gafas de sol).
  • "No sé qué es peor, si la ropa de niño o la lencería de leopardo" (Sandra).
  • "Levanta la garra, levántala; que ya verás qué provecho le saca Alberto" (Sandra a Yas).
  • "A Alberto le deben descontar el 50% de la factura del teléfono cada vez que marca mi número" (Neus).
  • "Ei, que yo no voy mirando chochos por ahí" (Roberto).
  • "Salir del barrio es como hacer turismo" (Alberto).
  • "He aprendido a manejar las traspaletas" (Sandra).
  • "¿Os queréis venir a mi mundo que se está mucho mejor?" (Neus).

 Y la frase ganadora del certamen, pronunciada en boca de Sandra: "Bastante tengo con manejar la traspaleta, como para montarme en ella".

¿Conseguiremos que Yas baile la vaca?

Cómo NO utilizar un preservativo

No os perdais este gran vídeo, que seguro pasará a los anales de la Historia de mi cuadrilla:

Tarazona Connection

Tarazona Connection

El sábado disfrutaba yo de una salida nocturna por Tarazona, para la cual me levanté el pelo con mi consabida cresta. Saliendo de un bar y subiendo calle arriba, un tío disfrazado de algo parecido a Bob Esponja, o al menos, metido dentro de una caja de cartón con un agujero en la cara, me empieza a cantar la gallina Turuleta, vacilándome y cogiéndome del hombro mientras se sonreía:

- La gallina Turuleta, ha puesto un huevo ha puesto dos, ha puesto tres...


A lo cual para librarme de su soba y su guaza, le rajo:

- Con que me pusieras tus dos huevos encima, a lo mejor me hacías feliz.


Se calló durante dos segundos, masticando la frase, me soltó, puso cara de miedo y articuló un nervioso "Noooo" que fue el momento idóneo para escapar de su borrachera y despollarme yo de él. Poco después, pasó una zagalilla morena de pelo rizado en un bar. Se me quedó mirando y le dije:

- Yo a tí te conozco.

Perpleja, ante tal afirmación, duda y me responde.

- No.

A lo que yo le vuelvo a responder.

- Que sí que sí, que yo a tí te conozco.

Me vuelve a mirar dubitativa, sabiendo que no me conocía de nada. Finalmente, rompo el momentazo y le suelto:

- Tú sales en mis sueños.

La chica se sonríe y me da una caricia en el hombro.

Conmigo iba mi primo el vasco y un primo suyo de Bizkaia. Su primo empieza a vacilar a unas zagalas. Les cuenta que él es vasco y, en un determinado momento, les pregunta si son de Tarazona. Ellas les responden que sí y él les pregunta que si son de verdad nacidas en Tarazona, porque sabe que allí no hay hospital. Intervengo yo:

- No, serán de Tudela, Euskal Herria.

El primo de mi primo remata con bordón la vacilada:

- Anda, pues si sois vascas como yo. ¡Ya me puedo liar con vosotras!

Acaba la noche sentados en un banco en el paseo, dando las buenas noches a todos los que pasaban y comentando a todos los enamorados que pasaban lo buenas parejas que hacían...

Siempre en estado de espera (Standby II)

Siempre en estado de espera (Standby II)

Estoy en un bar del que no importa el nombre. Sólo que hay una abuelilla que sonríe hablando con el camarero y se sienta a esperar su café. Estoy acompañado, pero después de este verano me encuentro solo.

Vivo en una ciudad de setecientos mil habitantes y me encuentro en la más absoluta soledad, sin nada que hacer, sin objetivos ni a corto ni a medio plazo, sin horizontes hermosos a los que mirar.

Sabía que volver a Zaragoza significaba enfrentarme con esto, con volver a ver a esas abuelas en sus últimos días, en la soledad de la gente mayor, y sentirme identificado con ellas.

Se tomá el café y, cojeando, se encamina al servicio. Mientras se va echa una servilleta a un cenicero de una mesa cercana. Un chaval que no llegará a los 30 se le queda mirando. Está leyendo algo que parece un informe, trajeado, nervioso, aplastando en el cenicero, al igual que yo, un cigarrillo tras otro.

Esto es lo que trae Zaragoza, compañía anónima en la más absoluta soledad; sentirse rodeado de gente y creerte como una de las estrellas perdidas del cielo, un grano de arroz en una paella dispuesto a convertirse en nada en el estómago, devorado por el sistema.

La abuela sale del servicio y conversa con otra mesa en la que hay un hombre mayor acompañado de tres mujeres de mediana edad. Parece feliz con sus nuevos amigos, vuelve a la mesa y se sienta para darle fin a su café.

La Sexta emite otra de las muchas cabeceras de series compradas en el rastro y que se suceden una tras otra con el volumen apagado mientras Green Day o cualquier otro grupo que da al bar un toque juvenil y progre pese a su ambiente yuppie e impropio del barrio, suena por los altavoces. Se nota el verano, pero ya no estoy en él y este paréntesis, compartimiento estanco, se queda aquí, sin continuidad, ni con las personas, ni con los hechos, ni con las ilusiones, ni con la vida.

La ciudad... ¿no era el lugar de las oportunidades?

Standby

Standby

16 de agosto, a media tarde, entre Zaragoza y Gallur. El cielo está cubierto y los rayos del sol apagándose casi en la línea montañosa riojana le dan un color azulado, impropio del alegre verano. Atrás quedan ya los planes, las realidades y los futuros.

Frente a mí, que miro a través de la luna del que, estoy seguro, no será el último autobús del verano, los aerogeneradores bailan al ritmo del Nothing else matters de Metallica, mientras levanto la vista de una narración de Lucía Etxebarría, endemoniado ante tal bucólica imagen.

Al fondo, el Moncayo, azul, orientado de tal manera que las Peñas de Herrera resultan como una muela inclinada de este a oeste. Para mí, que estoy acostumbrado a verlas desde el norte, resulta un nuevo punto de vista de algo cotidiano. Pienso que es una bonita metáfora y la retengo en mi mente para utilizarla en un futuro.

Es curioso, pensé. Esta imagen era para mi hace unos años el principio del verano. Hoy significa su decadencia, sus últimos días, el intento vano de prolongarlo hasta el último límite posible.

Atrás quedan ya las experiencias nuevas de este verano que me atreví a diseñar, casi instintivamente y no sin miedo e inseguridad, aquella mañana de sábado al salir del trabajo, después de poner fecha a mi finiquito.

A veces hay que echar los dados y esperar el resultado, sobretodo cuando el sentido del rumbo no es claro, aunque las redes estén llenas. Siempre habrá caladeros más hermosos y con mejores vistas, colores en el cielo y en el mar más bellos y compañeros de viaje que calen hondo.

Este verano, sin enterarme de que estaba trabajando, he conocido muchísimas personas que me han ayudado a ordenar prioridades, pero sobre todo, he conocido a más de 150 chavales que me han enseñado más de la vida incluso que muchos amigos, con los que he compartido momentos que puede que hayan encendido en mi la chispa de la segunda adolescencia, como si me hubiese metido de lleno en el mundo de Peter Pan y todos ellos fuesen Campanilla. Y que, además, con su magia, me hayan acompañado a buscar a mi niño perdido a Nunca Jamás. Y eso que yo era el monitor, quien debía guiar su Campamento. Al final fueron ellos quienes guiaron también el mío, sin yo siquiera haberlo esperado, y sin notarlo en el momento, sino después, saboreando los recuerdos.

Y es que la vida da muchas vueltas en tan sólo un año. Ya lo dijo uno de los compañeros de este verano, cuando echamos la vista atrás, patxaran en mano, en una de las muchas noches frías de Albarracín. Nada más lejos de la realidad. Ahora sólo hay que comenzar a construir los momentos del futuro.

A(i)gua(lluts)

A(i)gua(lluts)

Al igual que la Zinca , también la Esera tiene historias de agua, tan asentadas en el Alto Aragón. Agua que fluye, agua que cae desde las alturas, agua que se esconde, agua que se une, se empantana y se embalsa. Agua que modela, agua que se embotella , agua... En definitiva, vida.

Recuerdo las palabras de Jesús, mi pequeño acampado de JuveLino, en las que decía que el agua de la Zinca en Pineta simbolizaba la vida. Y por eso la atrapó en un bote, el bote de la vida. Y tanto... Yo añadiría más. Aquel agua no era sólo el agua de la vida. Era el agua del inicio de la vida, el agua del curso alto del río, la que todavía tiene camino por delante hasta el mar. Recordemos a Jorge Manrique; "Nuestras vidas son los rios / que van a dar en la mar, / que es el morir".

Tocar los ríos de la montaña es como tocar el inicio de la vida, como transportarte a una infancia feliz en la que dejar de lado nuestro mundo adulto de la ciudad. A veces, los ríos desaparecen bajo la piedra, como en el Forau d'Aigualluts, transportando el agua, transportando la vida joven a otros lugares, a nuevos horizontes, nuevas metas y nuevas personas y sensaciones. O sensaciones conocidas, pero olvidadas por la propia vida adulta. Absurdo invento (ver 15 días en agosto).