Retroalimentación
La vida da muchas vueltas, como un tiovivo, ya lo decía hace un tiempo. Uno cree que lo tiene todo centrado, pero de golpe, el aleteo de una mariposa en Winsconsin puede provocar un huracán en China. Es lo que tiene la teoría de sistemas, que cuando algo cambia, cambia todo, porque todo está relacionado, o conectado, como en el anuncio de ADN.
Pero es que cuando la vida da vueltas, el ritmo es cada vez más frenético, como si el feriante hubiese subido al máximo la palanca del acelerador, o como si a Dios le hubiese dado por darle un empujón a la tierra y girase cada vez más rápido, provocando un aturdimiento general en mi cerebro similar al de cinco noches etílicas consecutivas. Será por el amor...
Y es que, como hablaba el otro día con X (closet power, co!), debe ser que sublimamos a lo freudiano nuestras frustraciones sexuales con la política. Pero es que creo que más bien muchas veces son las frustraciones políticas las que son sublimadas con el sexo. Es como una pescadilla que se muerde la cola, o como decía el afamado Peibols (ya sale hasta en el Gerardo) el otro día, como una pescadilla autofelándose. En todo caso, el sexo y la política se retroalimentan, sin duda.
Mañana es viernes y Hacienda me ha pagado lo que me debía. ¡Prepárate Zaragoh2no!za!
Emosong.- Fangoria - Si lo sabe Dios que se entere todo el mundo.
PS: ¡Al fin Blogia admite un sistema de sonido en streaming!
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