Con la de campamentos que llevo encima...
Llevo encima entre 10 y 12 campamentos, unos como acampado y otros como monitor, pero he de reconocer que hacía tiempos que no me entristecía tanto por el término de un Campamento. Quizá porque esta vez, entre todos, hemos conseguido un ambientazo que hacía tiempos en el que no me metía, porque me he enganchado a unos chavales que va a ser difícil quitarme de la cabeza, porque he formado parte de un equipo de monitores que ya me gustaría ver en otros sitios, tanto por la organización y forma de trabajo como por las relaciones personales y porque me esperaba de él bastante menos de lo que al final me ha aportado. He de agradecer a todos ellos estos quince días, de los que fui parte responsable como monitor, pero también he de reconocer que si los chavales hubiesen sido otros esto no habría sido lo mismo.
Benás, pueblo montañés que poco a poco se está convirtiendo en ciudad reino de la especulación, ha dado de sí mucho más de lo que parecía que iba a dar, y la Escuela de Montaña de Benás se ha convertido en un pequeño hogar durante estos quince días, desde los que lanzábamos actividades de montaña, juegos, talleres y veladas, en los que convivíamos con chavales aragoneses, cántabros, madrileños y "vascos".
Mañana empezamos otro en Albarracín, temático de cine. Ojalá sea lo mismo...
TIERRA EXTREMA DE MONTAÑAS
Tierra extrema de montañas,
cascadas, buixos y sendas.
¿Qué encierras dentro de tí
que se torna carmesí?
Quizá las dificultades
con las que siempre me invades
cuando intento conquistarte
y me invitas a dejarte.
Cada cima, puerto o glera
es una nueva frontera
que lleva a un loco infinito
donde nada está escrito.
¡Montaña amarga y traidora,
que me embargas con dulzura!
Sigue dándome alegrías,
y hazme más largos tus días.
Benás (Ribagorza), 28/07/06
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