Lo que diga Machado
Algunos colegas castellanos dicen que Madrid es Castilla, así que por simpatía vamos a decir que sí, que lo es, pese a que la realidad y la experiencia digan lo contrario. Dicen que la Esperanza, así con mayúsculas, es lo último que se pierde, aunque en este caso, por Esperanza puede entenderse otra cosa y la Esperanza puede convertirse más en un suplicio que en un beneficio. El caso es que esas hermosas tierras de Castilla que ayer mismo recorrí en un perdido regional, me están seduciendo más de lo que parecía en un principio. Su intenso color amarillo que sedució a Machado, sus pueblos lejanos entre sí, pero a la vez cercanos en sentimiento, en definitiva, su extraño aroma vacacional en este agosto alargado más de la cuenta, se me han metido hasta las trancas.
Ahora, se me hace raro mirar por la ventana y ver la calle, escuchando Mallacán, pese a que podría perfectamente estar en alguno de esos nuevos barrios desconocidos para mi y que están en mi misma ciudad. Algunas matrículas de Madrid delatan la verdad. Hoy, la Jungla. Madrid es agobiante hasta en verano. Cuando no es el vertiginoso ritmo de la ciudad es la velocidad de los turistas, echándose fotos en Sol o peleándose con sus maletas en algún hostal de la Gran Vía. Los barrios, eso sí, son otra cosa. Vallecas y Chueca transmiten tranquilidad, pese a las bocas de metro cada cinco minutos de esta endiablada -y vaga- ciudad.
Nunca había pasado más de 12 horas seguidas en Madrid. Sí en la Comunidad, pero no en Madrid. Hoy, Metrobús en mano, he recorrido una pequeña parte, de arriba para abajo, pasando por delante de multitud de edificios, observando algunos pequeños detalles y mirando escaparates. Pero también hablando con la gente y sintiéndome parte de esta ciudad que dicen que es de todos, de esta ciudad de las multitudes y de la diversidad. Capital de las capitales, en definitiva. Nadie se puede sentir extraño en una ciudad en la que todos son extraños. Es esa realidad que los que vivimos en las capitales de las provincias no entendemos. Y es que, lo queramos o no hay una realidad: todos los pueblos, ciudades y naciones de la península convergen en Madrid y se juntan con las personas que han decidido que este terruño africano por debajo de los Pirineos sea suyo también.
Y esa es la verdad madrileña: ecuatorianos haciendo parkour casi de madrugada, chicos abrazados a sus novios en pleno centro, familias africanas enteras compartiendo vagón de metro con chinos y musulmanes. Realidades que se viven también en las provincias, pero que en Madrid se hacen cotidianas y se abrazan con la normalidad, la misma con la que un chaval se lía un porro en pleno corazón de Vallecas mientras una mujer de unos 80 se toma una cerveza en la terraza.
Y es que en el fondo es cuestión de mentalidad. Si la ciudad hablara, si la ciudad opinara, independientemente de sus habitantes, Madrid lo tendría claro. Madrid daría mil vueltas a muchos teóricos acerca de la sociedad y de la diversidad, Madrid realmente sería moderna -porque sin duda, Madrid es mujer- y progresista. Pero claro, Madrid no es tu casa. Para lo bueno y para lo malo. Madrid no es tu casa y nadie mejor conoce los trapos sucios que quien los vive. Pero tampoco Madrid es tu casa para disfrutarla día a día, para hacer de la impresión de un día la impresión de una vida.
Y es que, en el fondo, Mallacán sigue sonando en el MP3. Y uno no deja de vivir su día a día en el pueblo más grande -y digo pueblo, no ciudad- del Estado.
Hace un año en ro* >> Soy una vaca
4 comentarios
Diego -
Yo estoy de acuerdo con Alcaine (pongo el apellido para diferenciaros) en que ver solo los grandes centros turísticos no es ver una ciudad es solo ver cultura (que no digo que no haya que verso ni mucho menos), pero para conocer una ciudad hay que estar en sus barrios y con al gente que vive alli el día a día.
Y a Garcia decirle que Madrid también es una ciudad social, desde el momento que en ella viven personas con sus problemas y dificultades, con dinero y sin el, nacidas allí, en otro lugar de España, o en otro lugar del mundo, gente que día a día hace de Madrid una ciudad integradora y para todos, aunque son experiencias concretas de lugares concretos (por ejemplo la Iglesia de San Carlos de Borromeo), pero con esa concejala de Acción Social y esa Presidenta de la Comunidad no puedes esperar mucho más :P
Albertico -
Al final y al cabo, Madrid es una ciudad de chuletas, o no?
Albertico -
Albertico -