Por las tierras irlandesas
De norte a sur Corcaigh respira un ambiente de tradición y frescura difícil de encontrar combinado en otrtos lugares del mundo. En las tiendas de discos, puedes encontrar un disco de folk al lado de un recopilatorio de los Green Day, en los pubs, desde el más puro country irlandés a los más actuales ritmos musicales o un tributo en directo a los Queen. Junto a un tradicional puente de piedra puedes encontrarte uno de hierro iluminado con todos los colores del arco iris.
Irlanda es diferente, no sólo por la forma de vida a la europea en la que la vida empieza a las seis de la tarde, después de salir del trabajo, y se prolonga hasta la medianoche. No se habla gaélico, aunque todo el mundo lo conoce y el gobierno difunde la cultura tradicional a través de sus propios medios de comunicación. Puedes elegir entre ver South Park o un programa en gaélico sobre la Historia irlandesa sin que a nadie se le caigan los anillos, u optar por la información en inglés de la televisión francesa, o de la misma BBC. Irlanda es un país con profundas raíces gaélicas, pero no por ello cerrado al exterior.
Lo primero que impresiona nada más llegar -además de que circulan por la izquierda- es la humedad, la frescura y el color verde que impregna todas las esquinas, desde el propio centro hasta la Universidad. Zonas verdes muy próximas entre sí y cuidadas. Porque esa es otra. Los irlandeses cuidan el territorio. No hay casi pintadas en las casas, ni tampoco basura en el suelos. Hasta en las calles hay ceniceros y la gente los utiliza.
La gente es amable y ordenada, con un extremo respeto por lo público. La policía no va armada porque no lo considera necesario. La tranquila imagen de la vida en España -me cago en la tranquila imagen de la vida en España- contrasta con lo que un español puede ver y sentir en Irlanda, paseando por sus calles de no más de tres pisos de altura, con edificios pintados de pintorescos colores y en sintonía con todo el entorno.
Hay un extremo sentimiento de unidad nacional, de preservación de lo propio y de respeto y transmisión de la cultura y de los valores y formas de vida irlandeses. Los jóvenes, siendo jóvenes, valoran esa realidad y no piensan ni un sólo segundo en transformarla con sus iPods en la calle, en hacerla suya a su manera.
Los sueldos son altos y los precios por un similar a los de aquí. La gente vive bien, aunque se ven más personas sin techo por la calle. Existe una alta implicación con algunos campos de la solidaridad. Es habitual encontrarse en la calle a jóvenes voluntarios pidiendo dinero para una causa, aunque es cierto que los problemas sociales no se solucionan únicamente con dinero.
Un buen día en Irlanda (de vacaciones) puede ser una mañana de compras, un sandwich y un café to take away como lunch, un paseo por la ciudad por la tarde y una cena a las 6 de la tarde, bien de Tesco (verduras y pollo asado con patatas) y, para acabar bien la jornada, la ciudad de noche ofrece multitud de ofertas en sus múltiples pubs, abiertos hasta la medianoche.
Éire enamora. Seguro que volveré.
Irlanda es diferente, no sólo por la forma de vida a la europea en la que la vida empieza a las seis de la tarde, después de salir del trabajo, y se prolonga hasta la medianoche. No se habla gaélico, aunque todo el mundo lo conoce y el gobierno difunde la cultura tradicional a través de sus propios medios de comunicación. Puedes elegir entre ver South Park o un programa en gaélico sobre la Historia irlandesa sin que a nadie se le caigan los anillos, u optar por la información en inglés de la televisión francesa, o de la misma BBC. Irlanda es un país con profundas raíces gaélicas, pero no por ello cerrado al exterior.
Lo primero que impresiona nada más llegar -además de que circulan por la izquierda- es la humedad, la frescura y el color verde que impregna todas las esquinas, desde el propio centro hasta la Universidad. Zonas verdes muy próximas entre sí y cuidadas. Porque esa es otra. Los irlandeses cuidan el territorio. No hay casi pintadas en las casas, ni tampoco basura en el suelos. Hasta en las calles hay ceniceros y la gente los utiliza.
La gente es amable y ordenada, con un extremo respeto por lo público. La policía no va armada porque no lo considera necesario. La tranquila imagen de la vida en España -me cago en la tranquila imagen de la vida en España- contrasta con lo que un español puede ver y sentir en Irlanda, paseando por sus calles de no más de tres pisos de altura, con edificios pintados de pintorescos colores y en sintonía con todo el entorno.
Hay un extremo sentimiento de unidad nacional, de preservación de lo propio y de respeto y transmisión de la cultura y de los valores y formas de vida irlandeses. Los jóvenes, siendo jóvenes, valoran esa realidad y no piensan ni un sólo segundo en transformarla con sus iPods en la calle, en hacerla suya a su manera.
Los sueldos son altos y los precios por un similar a los de aquí. La gente vive bien, aunque se ven más personas sin techo por la calle. Existe una alta implicación con algunos campos de la solidaridad. Es habitual encontrarse en la calle a jóvenes voluntarios pidiendo dinero para una causa, aunque es cierto que los problemas sociales no se solucionan únicamente con dinero.
Un buen día en Irlanda (de vacaciones) puede ser una mañana de compras, un sandwich y un café to take away como lunch, un paseo por la ciudad por la tarde y una cena a las 6 de la tarde, bien de Tesco (verduras y pollo asado con patatas) y, para acabar bien la jornada, la ciudad de noche ofrece multitud de ofertas en sus múltiples pubs, abiertos hasta la medianoche.
Éire enamora. Seguro que volveré.
5 comentarios
Innisfree -
Erin go brach!
Albertico -
Considero que es un poco arriesgado generalizar lo que te has encontrado en tu semana de vacaciones con lo que realmente Irlanda es (que lo puede ser, porque yo de Irlanda, npi), pero quizá habría que ver más allá, los barrios no céntricos ni turísticos, etc, etc
elBetoCo! -
Alex -
Besotes
Albertico -
Y otra cosa, creo que te confundes entre el horario español, el que mencionas, y el Europeo, que seguramente será más parecido al de Irlanda.
Veo que te ha venido bien descubrir in situ otras culturas