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Rincón Olvidado

Viernes Santo

Viernes Santo

Desde allá arriba se divisa una panorámica de todo el pueblo. Apoyado en la chimenea del tejado me enciendo un cigarrillo, mientras escucho Coldplay. Al fondo se ve llover y detrás de mí, el ocaso imperceptible detrás de las nubes.

Es viernes santo y sobre el monte no hay cruces, hay aerogeneradores moviéndose ritmicamente, acompasados con la música. Hoy las cruces son de este mundo, son de las personas que soportan su muerte, pero no esa muerte real que en muchos casos la medicina salva, sino esa muerte que no tiene cura, la muerte del espíritu, esa que te aleja de tu propia vida y te convierte en un simple ser productor y consumidor, una máquina al servicio del capitalismo.

Allá abajo, Tarazona. El sonido de los tambores llega hasta aquí, y se mezcla con el de la moto que salta de bancal en bancal, junto al pantano que queda detrás de la almendrera. Empieza a gotear y me mojo, pero prefiero no resguardarme. Pese al frío, la lluvia húmeda me gusta y me hace sentirme parte del real ecosistema. Me siento en equilibrio con todo, pese a que hoy es día de muerte y desde aquí veo lo que fue el calvario. Quizá es porque me sé el final de la historia, machacada una y otra vez en el colegio de crío. Y por eso mantengo la esperanza.

Recuerdo a mi gente, que hoy no está aquí conmigo, y me enfrento a la muerte yo solo, con mi desierto, pero con un camino a Emaús vacío, con la compañía vana de una PDA que me escucha pero no me comprende, que sólo se limita a almacenar mis reflexiones en 128 megas de texto.

Y, sin embargo, me siento uno con ell@s, en la distancia y unido en la común unión de anoche, en la fiesta no solamente de la esperanza, sino también de la realidad del día a día que compartimos juntos, el día a día de nuestros compromisos y nuestras realidades, de nuestros retos en común, que pese a la distancia también ayer compartimos junt@s. Y eso tan mágico es la comunidad, es ser Iglesia, pero la verdadera iglesia, la de las mayúsculas, no la de las normas y dogmas que jamás descubrirá el secreto de ser diferentes, con nuestras vidas y sentimientos, y estar distantes; y sin embargo ser uno.

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