00420
Uno piensa, se levanta, se vuelve a acostar. Mira por la ventana a ver si nieva, pero lo único que ve es la humedad que todo lo impregna. Enciende el iPod, se vuelve a tumbar. Da vueltas. No son las cuatro y veinte como le pasa a Chorche, pero poco le falta. Juego 20 céntimos al 00.420, como otros muchos. Y 5,40 al 14.781; 20 euros al 25.329; 3 euros al 25.585; 3 euros al 38.104; 20 euros al 42.940; 10 euros al 61.582 y 2,50 al 74.917. En total, 64,10 euros. Luego, si toca, no sabremos ser ricos, porque no lo esperaremos. Aporrearemos la puerta de la CAI en sábado y saldremos corriendo prematuramente de nuestro puesto de trabajo.
Soñar es gratis, pero soñar con ser rico cuesta dinero. Para mí, 64,10 euros para ser exacto. Y eso que desde que no está el calvo es como otra cosa. Antes te lo imaginabas entrando por la puerta a las diez de la mañana, con la cantinela de las pedreas taladrando el oído desde la radio. Y en ese momento, en tu sueño de poco más de diez mil pesetillas, se paraba el mundo. El niño de San Ildefonso hinchaba pecho como un gallo y cantaba más alto. Te había tocado en tu sueño. Eso sí, era en pesetas.
Y rápidamente te apresurabas a la sede de la asociación que había repartido el dinero, a la administración de loterías o a la oficina de la caja de ahorros. Y todo era felicidad. Momentánea, porque pronto uno se da cuenta de la gran realidad: el dinero no trae la felicidad. ¿Para qué sirve pues, la lotería? ¿Para qué sirve invertir 64,10 euros en sueños si, cuando te hayas comprado el piso, pagado la hipoteca o cambiado el coche, seguirás siendo el mismo hombre de siempre, con sus miserias y sus miedos, con su bagaje inmune creado desde la más tierna infancia? Uno seguirá siendo un fracasado. Un rico fracasado.
En el fondo, la plebe no sabemos ser ricos. Lo decía el año pasado en plan de cachondeo, pero es que, por mucha lotería que nos toque, seguiremos siendo la escoria social. Una escoria que, pese a todo, mantiene las arcas y el sistema. Seguiremos estando atados a las mismas cadenas, por mucha lotería que nos toque.
2 comentarios
Enrique Cortés -
Diego -
La Loteria de Navidad es una forma de financiación del Estado, sin más, además que nadie puede dejar el trabajo, aunque juegue y le toque el gordo llevando un décimo completo...
Aunque como dices se puede pagar al casa, el coche, y todas las necesidades capitalistas.