El Estado de Israel, de nuevo
"Prometo ver la alegría, escarmentar de la experiencia, pero nunca, nunca más usar la violencia".
(Antonio Flores)
(Antonio Flores)
Todavía con estos versos cantados de Antonio Flores a flor de piel, tras aquel alegato común de paz y solidaridad que resultó para muchos algunos momentos de reflexión del Campamento, en la escala de mi vuelta a Zaragoza en Lo Grau, Coca-Cola y Heraldo en mano, soy consciente de los atentados del ya bautizado 11-J, y me apuntan que si no fuese por el 11 (de 11-M-04) y por el J (de 7-J-05), el titular apenas habría pasado a ser segundón en la columna de la derecha, pese a que Heraldo salia aquel día informando del traslado de la producción de Opel Portugal a Figueruelas. Casi 200 muertos en varios trenes, en una copia calcada a los ataques de Madrid y Londres.
Hoy, la chispa estalla de nuevo en Oriente Próximo. Israel declara la guerra al Líbano, y apunta directamente a Siria e Irán como responsables indirectos de la situación. Bush se lava las manos y veta la declaración de condena a la violencia en Gaza en el Consejo de Seguridad de la ONU . Justamente hoy, que he ido al cine a ver El Señor de la Guerra, de Nicholas Cage, y que finaliza con una velada acusación: son los países que tienen derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, China y Francia) los que más trafican con armas.
El Estado de Israel, no contento con destrozar la dignidad de las personas que conforman el Pueblo Palestino, de partir muchas de sus familias, de matar diariamente, directa o indirectamente a miles de personas, además de usurpar el territorio legítimo de los pueblos palestino, egipcio y libanés, tanto en Gaza, como en Cisjordania y los Altos del Golán, inicia una guerra unilateral, responsabilizando a todo un Estado de las acciones de un grupo terrorista, dejando entrever sus conexiones con los gobiernos más señalados del mundo. Una guerra que pone en jaque a todos los gobiernos mundiales, una guerra que demuestra, además de una irresponsabilidad, el subido ego colectivo de quienes gobiernan un país con una legitimidad entregada de gratis por el gran dictador mundial: los Estados Unidos.
Quizá sea esta la chispa que todos estaban esperando para acabar con Palestina, con Siria, con Irán y con el propio Líbano. Una chispa detonante a un conflicto que lleva muchos años gestándose, por intereses económicos y geopolíticos de quienes están en el backstage, de aquellos mismos que todavía andan buscando armas de destrucción masiva mientras controlan en la sombra miles de pozos petrolíferos más, aquellos que, ante el puñetazo en la mesa de Morales en Bolivia siguen, junto con sus aliados, buscando petróleo barato y vendiendo sus armas a quienes ellos mismos donaron de legitimidad. Negocio redondo en el que civiles de otros países mueren diariamente, lo que no importa, no son WASP.
Que nadie se crea que esta es la respuesta al secuestro de los dos pobres soldados israelíes, eso son sólo excusas. La respuesta del Estado de Israel ha sido desproporcionada. Sólo estaban esperando el momento.
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