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Rincón Olvidado

Se me llenan los ojos de Pirineo...

Se me llenan los ojos de Pirineo...

La verdad es que aún no he tenido tiempo de pararme a reflexionar acerca de lo que ha supuesto para mi este fin de semana en el Pirineo, aunque haya publicado ya algunos flashes superficiales.

Es cierto que si hay una parte del Pirineo que me enamora, es sin duda alguna, el País del Sobrarbe. Quizá por sus pueblos pequeños y sus casas de piedra, por su olor a tradición, por su espíritu melancólico y antiguo, o por su belleza todavía no violada al completo.

Es cierto que esta vez no ha habido ibones, ni valles inexplorados. Sin embargo, es cierto que también he olido ese olor a tradición y ese espíritu antiguo y melancólico, en algunos lugares como el Camín de San Chaime, la Estación d'Os Aranyons o las ruinas de la vieja iglesia de Canfrán.

En mi enfermiza obsesión por el agua amplié mi colección de cursos fluviales ruidosos en el tubo, con un bonito vídeo del Barranco d'Ip, que se desliza desde el ibón para juntarse con el Aragón, ese gran río que da nombre al país, pese a que desemboque en otras tierras.

Y caminán, caminando, cruzando varios puentes, la llegada a Canfrán pueblo no se hizo esperar, tras una agradable bajada entre la hojarasca. ¡Qué bonito está el Pirineo en otoño!

Sobretodo en compañía, en buena compañía, de esa que sirve para desconectar del mundanal rüido. Esa misma que hace grapar los billetes del tren y de los autobuses en la agenda, esa misma que siempre está ahí para lo que sea.

Siempre en estado de espera...
Sin mirar atrás...
Pero sin ganas de olvidar...

PS: Siempre habrá llamadas perdidas.

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